El mandatario firmó una orden ejecutiva que desmantela aspectos de la ley de salud impulsada por su antecesor, Barack Obama
WASHINGTON. -El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó ayer, tras el fracaso de sus intentos legislativos, una orden ejecutiva que desmantela algunos aspectos de Obamacare, lo que fue calificado de inmediato como un acto de sabotaje contra la Ley de Salud Asequible (ACA).
La orden instruye a los Departamentos de Salud y Servicios Humanos (HHS), Tesoro y Trabajo a tomar acciones para contar con planes de salud con beneficios limitados, pero más baratos, así como permitir por primera vez a nivel nacional comprar planes de salud en cualquier estado.
Esto no le costará al gobierno de Estados Unidos virtualmente nada y la gente va a tener gran cuidado de salud. Me refiero a millones y millones de personas”, dijo durante la ceremonia en la Casa Blanca, rodeado de sus principales colaboradores.
El plan de Trump permitirá además comprar seguros temporales y abrirá la puerta para que empresas pequeñas se unan a fin de tener una más fuerte palanca de negociación con las aseguradoras, como ocurren con las empresas más grandes del país.
Sus propuestas fueron apoyadas por el senador republicano de Kentucky, Rand Paul, quien había sido uno de los más recalcitrantes rivales políticos de Trump en la pasada campaña presidencial.
Pero los demócratas rechazaron de inmediato la intención del presidente estadunidense de ignorar al Congreso para desmantelar Obamacare, la principal iniciativa legislativa de los ocho años de la Presidencia de
Barack Obama.
Aprobada en 2019, la actual Ley de Salud Asequible u Obamacare ofreció subsidios a los estadunidenses de menores ingresos para comprar planes privados de salud y estableció una serie de beneficios obligatorios, como medicamentos, hospitalizaciones, salud mental y embarazos.
Asimismo eliminó la polémica práctica de las aseguradoras de negar cobertura médica a personas con enfermedades preexistentes.
Sin embargo, el Obamacare detonó alzas sistemáticas en el costo de las pólizas, con incrementos anualizados de más de 100 por ciento en estados como Arizona, incluso de 200 por ciento en Alaska