Abrir una nueva era de reconstrucción, a la altura del heroísmo que el pueblo mexicano ha desplegado para admiración del mundo.
Lo importante son las iniciativas prácticas. Por mi parte, he pensado que las empresas grandes de México (son miles) podrían -cada una- hacerse cargo de la reconstrucción de vivienda en un pueblo de Morelos, Oaxaca, Puebla, Chiapas. El programa se llamaría ‘Adopte un pueblo’. Mientras el Gobierno federal, estatal y local repara los edificios públicos, la Iniciativa Privada atiende la vivienda y los pequeños negocios. Creo que es viable».
Elena Poniatowska, escritora y periodista
«¿Qué va a sucederle a nuestro país? Ojalá y la misma solidaridad y preocupación que nos ha cimbrado, hasta ahora, siga vigente y que no regresemos a la indiferencia que a veces se siente en los transportes públicos, en el metro, que todos prefieren mirar sus zapatos que el rostro del que está sentado enfrente. A lo mejor el terremoto también nos abre a los demás, a preguntarnos cómo estamos y qué sentimos. Nuestro gobierno debe insistir en la protección civil, pues, en el cuidado de todos los habitantes de la capital y del resto del país. Que nuestro impulso primero no se apague y que nos lancemos a cuatro simulacros al año aunque suene exagerado porque eso nos recuerda el peligro sobre el que vivimos y que olvidamos tan fácilmente. ¿Quién hubiera pensado jamás que el 19 de septiembre de 2017 repetiría al 19 de septiembre de 1985?»
Julieta Fierro, astrónoma y divulgadora científica
«Tenemos que aprovechar la inercia de esta gran participación ciudadana para lograr tres cosas: uno, debemos voltear al sureste del país y trabajar con las comunidades para estudiarlas y lograr su desarrollo pleno. En segundo lugar, tenemos que voltear a la Ciudad de México y cuidar mucho las normas de construcción porque no podemos tener desgracias tan grandes como las que hemos visto en estos tiempos, y por último, debemos seguir haciendo investigación básica para entender que zonas de nuestro país se van a ver afectadas por los sismos y hacer proyectos de prevención».
Diego Valadés, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
“Lo primero es atender a las víctimas; necesitamos que las autoridades hagan planteamientos que satisfagan necesidades de las víctimas del terremoto”
Eduardo Matos Moctezuma, arqueólogo y fundador del Proyecto Templo Mayor
«Ante la adversidad es cuando los seres humanos muestran su grandeza. Esa grandeza, en el caso de México, se demuestra con la solidaridad, la entrega, en pensar no en uno mismo sino en los demás. Se dejan a un lado egoísmos y vanidades y se presenta el lado positivo que cobra así enorme relevancia en donde no se siente uno solo sino que, por el contrario, se comparte la amistad y también el dolor. ¿Qué sigue? Caminar hacia adelante, no detenerse ante nada y ver con mirada firme el futuro promisorio que nosotros mismos deberemos de forjar. Caminemos juntos…»
Alfredo López Austin, historiador y experto en cosmovisión mesoamericana
«Como viejo historiador, de quien pudiera suponerse ser ya experto en los cursos de la transformación social, estoy sumergido en el desconcierto. Desde hace décadas me sumé a muchas voces que una y otra vez clamamos por el despertar de la conciencia social ante lo que pronosticábamos arribo del desastre. Creo que todos fallamos, no porque el desastre social no llegara, sino porque no alcanzamos a vislumbrar su magnitud. Ante las ruinas alcanzadas por la miseria de millones de mexicanos, el nivel de corrupción y entreguismo de nuestros gobernantes, el crimen, la inseguridad y la ignorancia, nuestras previsiones (tal vez nuestro clamor) fueron insuficientes. Hoy los temblores se han sumado a la desgracia. Sin embargo, la respuesta popular ha mostrado el otro México. Entre el ya muy arraigado pesimismo hay chispas de esperanza.»
José Franco, titular de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia
«Es muy importante mandar un mensaje claro a la población, la ciencia y tecnología son fundamentales para estar preparadas ante cualquier catástrofe. Debe quedarle claro a nuestras autoridades que están cometiendo, y han venido cometiendo a lo largo de muchos años un gran error al dotar de muy pocos recursos a la ciencia y la tecnología. Yo creo que estos eventos muestran la necesidad imperiosa que hay en nuestro país de aumentar el número de científicos para estar preparados para estos sismos. El Sismológico Nacional no tendría las capacidades que tiene el día de hoy si no hubiera una mínima inversión en todos los aparatos que monitorean la actividad sismológica a lo largo y ancho del país y si no hubiera computadoras adecuadas que nos permitieran tener casi en tiempo real una evaluación de la magnitud del sismo y del lugar donde se generó. Vamos a poder salvar más vidas y vamos a poder ahorrar muchísimo dinero si hay una inversión adecuada en ciencia.
Debemos de estar orgullosos de la generosidad de nuestros jóvenes, de los trabajadores que han dejado las ocupaciones que tenían para ir ayudar. Tenemos un pueblo que ama la vida, pacífico y un pueblo generoso que yo creo que es ejemplo para todo el mundo».