Para ellos, ya sonaron las trompetas del Apocalipsis y el Juicio Final está cerca.
Y lo protagonizará, dicen, una mujer, la reencarnación de Jesucristo, que es china y perseguida.
Son los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso, una secta que las autoridades de Pekín consideran «terrorista» y otras denominaciones cristianas tildan de «culto satánico».
Pero sus miembros se consideran poseedores de la «verdad última», dueños de la «religión verdadera», de una «buena nueva» que los «poseídos por el mal» no pueden ver: que Jesús ya está de regreso, viste faldas y solo le regalará el cielo a unos pocos: los que crean en Ella.
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La secta cree que Jesucristo reencarnó en China como mujer en 1991.
Surgido en la década de 1990 en una ciudad de la provincia de Henan, en la región centro-oriental de China, el culto se mantuvo por años en el más estricto secretismo, al parecer, por una razón deducible: se declaran abiertamente anticomunistas y consideran que el gobierno de Pekín está influido por el demonio.
No fue hasta 2014 cuando saltaron a la palestra, luego de que algunos de sus miembros fueron condenados por matar a golpes una mujer que, según el gobierno chino, se negó a darles su número de teléfono cuando intentaban convencerla de sumarse a la secta.
Ellos alegaron que la joven estaba poseída por Satán.
No fue la primera vez, sin embargo, en que fueron acusados de «expulsar demonios» a base de porrazos y golpes mortales.
Y el Verbo se hizo carne (de nuevo)
En su libro «Deceived by the Lightning»(Engañados por el rayo, en español), Lois Chan y Steve Bright dos de los primeros investigadores en estudiar los orígenes de la secta, explican que fue creada por un profesor de física llamado Zhao Weishan, quien tras ser perseguido, logró escapar de China y estableció la sede del culto en Estados Unidos.
De acuerdo con los autores, Zhao, en un inicio, se autodefinió como la reencarnación china del mesías y fundó una iglesia para darse culto a sí mismo junto a siete discípulos provenientes de otra secta fundamentalista cristiana denominada los «Gritadores».
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La «Santa Biblia» de la secta se denomina «La Palabra manifestada en la carne» y se le atribuye a la versión femenina y china de Cristo.
Luego, no queda claro en qué momento, su polémica teología cambió: ya no sería él el Hijo del Dios de Israel, sino que proclamó que Cristo se había reencarnado en una humilde campesina del norte de China llamada Yang Xiangbin.
Según se lee en la página oficial de la secta en internet, el objetivo de la segunda venida del Mesías es juzgar y purificar al género humano y ayudarle durante «los últimos días» que restan de la batalla contra el demonio.
Zhao, que vive actualmente en Nueva York según las autoridades chinas, se convirtió, no obstante, en el enviado especial del Verbo encarnado y coordinador terrenal de las actividades para salvar a la humanidad del fin del mundo.
El libro fundamental del culto, al que llaman «evangelio» o «santa biblia» se denominada «La Palabra manifestada en la piel» y, de acuerdo a los seguidores, fue escrito de puño y letra por la versión china y femenina de Jesucristo.
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El culto ha producido material audiovisual en el que describe a sus miembros lo que les pasaría si son capturados por la policía china.
Ahí dicen que «Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, inició oficialmente su trabajo en China en 1991», pero el gobierno se opuso y persiguió «cruelmente» a la Mesías (es decir, a Yang), así como a sus «siervos» y «al pueblo escogido».
Según un informe del gobierno chino publicado por la televisora Ifeng y la agencia Xinhua, ambas oficiales, Yang, quien se presume es la esposa de Zhao y vive con él en Nueva York, «tiene un historial de enfermedades mentales» y fue diagnosticada con esquizofrenia y delirios de grandeza por autoridades médicas.
Un hecho que el culto niega y atribuye a la persecución y al desprestigio al que ha sido sometido por el gobierno.
Secta 2.0
El historiador chino residente en México Liu Chengzu explica a BBC Mundo que la secta se conoce en su país con el nombre de «Relámpago Oriental» y no fue hasta su difusión en Estados Unidos cuando se «occidentalizó» como Iglesia de Dios Todopoderoso o Iglesia del Evangelio del Reino.
«Realmente es muy poco conocida dentro de China, como la mayoría de los cultos cristianos. No creo que existen estadísticas creíbles sobre sus miembros, pero se estima que sus principales seguidores pertenecen a regiones del interior, zonas pobres alejadas de las grandes ciudades, donde hay más condiciones para que surjan (cultos de este tipo)», asegura.
Una persona que se dijo llamar «hermana Lisa», que intenta captar nuevos adeptos a través de un chat que se abre cuando se visita la página oficial de la secta, le dijo a BBC Mundo que el culto cuenta con «millones de seguidores» y «más de 20 iglesias en todo el mundo».
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Los adeptos se reúnen en círculos de estudios para leer su biblia.
«El evangelio se extendió a través de China continental y rápidamente a Hong Kong, Taiwán, Corea, Japón, Estados Unidos, Canadá y muchos otros países y regiones. No importa en qué país se encuentren, todos los creyentes practican la Palabra», afirmó.
Pero si es perseguido y prohibido dentro China, su proyección internacional parece estar basada en internet. Desde allí intentan captar prosélitos de todo el mundo a base de becas y estudios bíblicos que se realizan a través de cuentas de Facebook y de Skype, según constató BBC Mundo.
Estas redes sociales resultan el eslabón fundamental: a través de ellas los nuevos adeptos aprenden los «misterios» y las «revelaciones» del libro fundamental de su credo: «La Palabra manifestada en la piel» y de otras secuelas que se le atribuyen a la mesías y a su profeta.
Expansión en China
No está claro cómo la creencia se difundió dentro del país asiático, dada la férrea oposición del gobierno chino a este tipo de sectas.
Liu considera que, como demostró el asesinato colectivo de 2014, la labor de proselitismo religioso la realizan sus miembros con visitas a lugares públicos o viviendas donde intentan recabar datos de las personas, a veces bajo amenaza, para luego visitarlas o enviarles materiales doctrinales.
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La labor de proselitismo religioso la realizan sus miembros con visitas a lugares públicos.
Según el gobierno chino, las labores de proselitismo se realizan en grupos de tres a cinco personas y, por cada nuevo adepto, las personas involucradas en su captación reciben un premio que ronda los US$3.200.
El culto, de acuerdo con Pekín, se sostiene por los diezmos que deben pagar sus creyentes como «membresía», ascendente a unos US$320 mensuales y son adoctrinados en la creencia de que a mayores donaciones, más grandes serán los privilegios en el Paraíso.
La «hermana Lisa» declinó hablar con BBC Mundo sobre los métodos de financiación de la secta con una invitación a un «taller bíblico por Skype o Facebook».
Cristianismo y fundamentalismo en China
Para el editor del Servicio Chino de la BBC, Howard Zhang, una de las grandes interrogantes detrás de esta secta y de otras de tendencias cristiano-fundamentalista en la nación, donde se profesa el ateísmo militante, es por qué el «país comunista se ha convertido en un campo fértil para la proliferación de estos cultos».
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Alrededor de 67 millones de personas practican el cristianismo en China en sus diversas variantes.
Un estudio del Pew Research de 2011 estimaba que China contaba entonces con 67 millones de cristianos, una cifra que se contrapone con los 88 millones de miembros que tiene el Partido Comunista, según datos oficiales.
La Iglesia de Dios Todopoderoso se cuenta sí misma como una de las principales víctimas de la persecución religiosa del gobierno y cita en su página decenas de casos en que sus adeptos han sido reprimidos por expresar su fe.
El culto niega, además, las acusaciones de asesinatos, mutilaciones y disturbios que tanto el gobierno chino como organizaciones de derechos humanos han atribuido a sus fieles.
Un documental realizado por la BBC en 2014, tras el asesinato de la mujer, reveló que uno de los basamentos fundamentales de este culto es el de «matar demonios», una creencia que mezcla fundamentos del cristianismo y de antiguas tradiciones asiáticas en las que se cree que las personas son poseídas por fuerzas malignas.
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En 2014, los clientes de un McDonald’s grabaron el momento en que un miembro del culto mataba a una mujer que se negó a darle su número de teléfono.
De acuerdo con varios entrevistados para ese material, las personas que deciden abandonar la secta pueden ser torturadas, perseguidas o castigadas de diversas maneras por otros miembros.
Al preguntarle sobre estos casos, la «hermana Lisa» respondió que «solo Dios puede premiar a los buenos y castigar a los desviados».
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Para Liu, el surgimiento de este culto de corte fundamentalista se entrelaza directamente con las causas que originan su persecución.
«Este grupo es un ejemplo de cómo totalitarismo y fundamentalismo van a veces de la mano. No creo que la existencia de estas sectas sea un fenómeno peculiar de China, pero las formas en la que se les combate y cómo ellas se refuerzan con el tiempo explica mucho sobre el funcionamiento de la sociedad china», aseguró.