El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, rechazó los cargos de narcotráfico presentados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que describió como «un conjunto de acusaciones falsas».
Maduro acusó al gobierno de Donald Trump de comportarse como «cowboys racistas del siglo XIX» al ofrecer una recompensa por su captura.
Antes de eso, a las pocas horas de conocerse los cargos presentados contra Maduro y otros destacados dirigentes chavistas, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, había leído un comunicado crítico con la actuación de Washington.
El gobierno de Donald Trump vuelve a arremeter contra el pueblo de Venezuela y sus instituciones democráticas, utilizando una nueva modalidad de golpe de Estado», dijo Arreaza.
El canciller venezolano calificó la acusación de narcotráfico contra Maduro de «miserables, vulgares e infundadas».
Intentan minimizar el alto reconocimiento que posee Venezuela en la lucha contra el narcotráfico», agregó.
La respuesta de Arreaza llegó pocas horas después de que el gobierno de Estados Unidos anunciara la acusación a Maduro por «conspiración para el narcoterrorismo».
Washington ofrece una recompensa de US$15 millones por la captura de Maduro y US$10 millones por otros altos jerarcas del chavismo.
Estados Unidos considera a Maduro como el supuesto líder del llamado cartel de Los Soles, al que acusa de haber «inundado» de cocaína el país.
«Ofrecer recompensas, al estilo de los vaqueros racistas del lejano oeste, demuestra el desespero de la élite supremacista de Washington y su obsesión contra Venezuela para alcanzar réditos electorales en el estado de la Florida», agregó Arreaza.
Florida acoge a una buena parte de la comunidad venezolana en el exterior, en general muy crítica con Maduro y su antecesor, el fallecido Hugo Chávez.
Junto a Maduro están acusados de narcotráfico, corrupción o lavado de dinero otras 14 autoridades o exautoridades.