En mi familia esta tradición popular aún se mantiene viva; Un día antes vamos al cementerio a limpiar y a lavar las tumbas, colocamos sus flores, sus velas y si hay una rezadora que nos rece allá la llevamos”
Isla Mujeres. – Doña Adela García Castilla, asegura que el Día de los Muertos, también es celebrada por los isleños, principalmente aquellos hijos de fundadores.
En la vecindad de los “Figueroas”, como popularmente sele conoce, la señora explicó que se casó a la edad de los 19 años con José Nicolás Figueroa Rodríguez, quien heredó parte de la vecindad y con quien tuvo cinco hijos.
“En mi familia esta tradición popular aún se mantiene viva; Un día antes vamos al cementerio a limpiar y a lavar las tumbas, colocamos sus flores, sus velas y si hay una rezadora que nos rece allá la llevamos”.
Antes de que llegue la “rezadora” a su hogar, colocan un altar en la casa, un mantel blanco con flores, velas y la comida favorita de los difuntos. Luego realizan un rezo donde participa toda la familia y finalmente se reparte lo que se hizo para comer.
“Pues siempre hacemos los pibipollos, ponemos en la mesa las velas, con cempasúchil y la comida que a ellos les gustaba, sus cervecitas como les gustaba a mis abuelitos y el rezo a los difuntos”.
“Luego nos vamos al cementerio a llevarles sus flores y a prenderles veladores, y ya después hacemos un festín en la casa con toda la familia para comer y compartir.
Sobre el significado de las veladoras que se ponen en el altar, explicó que la luz de las velas permite que se ilumine en sendero oscuro de donde vienen las almas.
García Castilla tiene muy presente las palabras del párroco de la iglesia, quien ha hecho ha exhortado a mantener la tradición
“Porque las almas fallecidas están conectadas con las de los vivos, por eso si lo abandonan no vienen y se quedan…con esta tradición los difuntos llegan especialmente a sentir o escuchar los rezos” comentó.
Con respecto a si encuentra diferencias entre la tradición antigua y la actual dijo “Mi suegra Socorro Paz me contaba que desde las tres de la mañana se hacían los rezos y que mucha gente se vestía y acompañaba el rezo por todo el barrio”.
Las antiguas rezadoras de antes que venían invocar a los difuntos a través de rezos ya no están en la Isla. Ahora habrá tres o cuatro que son mujeres jóvenes que aprendieron los rezos y se encargan de hacerlo”, dijo la isleña de la vecindad familiar.