Está demostrado que no puede ninguna crisis económica cancelar las tradiciones y costumbres de un pueblo. En contrario, las situaciones de apuro, las emergencias de cualquier índole, son las que generan mayor énfasis en las celebraciones populares, religiosas y tradicionales.
Esto en Isla Mujeres no es excepción, porque ni en los hogares, ni en los colegios públicos se dejó de venerar a los ausentes, pues para ello no hace falta realmente una gran inversión monetaria.
Por ello, hubo festejo sin ostentación ni manjares caros, destacando los realizados por las escuelas, donde cada año se hacen convocatorias para que el estudiantado conserve esta hermosa tradición que es de vida, porque atiende la parte más importante de nuestro paso por este mundo: La muerte…que bien puede llegarnos en cualquier momento, ya sea cargados de riquezas materiales…o en la más extrema pobreza. De ella nadie está exento, y por ende, debemos recordar a quienes se nos adelantaron con el mismo respeto y con el mismo amor con el que nos gustaría se nos recordara.
Así que como cada año, hubo en las escuelas del municipio cuando menos un altar, aunque sea de muestra, para recordar a todos que la Comida de las Almas, el Hanal Pixán, forma parte de nuestro bagaje cultural.
Debo destacar a los planteles educativos donde se realizaron concursos, todos el día viernes 30 de octubre, dado que el lunes 2 de noviembre fue de asueto para el sector educativo.
Invitado como calificador del apego a la tradición, del conocimiento de la misma, y de la integración del altar con sus accesorios, pude acudir cuando menos a tres concursos, y sobre dos de ellos trataré enseguida.
El Jardín de Niños Juan de la Barrera
Olga María Chan, Directora del Jardín de Niños Juan de la Barrera, sita en la Zona Urbana de Rancho Viejo, encontró en las mentoras que laboran con ellas la mejor disposición para que, con la ayuda de padres y alumnos, cada una de las seis aulas de ese plantel elaborara su propio altar.
El día 30 de octubre por la mañana, ya desde temprana hora el aroma de flores e incienso se mezclaba con el de la muy variada comida regional, que (con todo y la crisis), los participantes en el concurso prepararon. Atole nuevo, blanco, o con añadido de chocolate, tortillas a mano, chachac-huaes, tamales de toda clase, dulces de calabaza, camote, mazapán, coco, caballeros pobres, majablancos, y hasta cocoyoles en almíbar que vaya usted a saber de dónde los trajeron.
No faltaron los guisos a base de pollo y cerdo, rellenos negros y blancos, mucbipollos, y pare usted de contar que la diversidad de la cocina regional es muy vasta para tratar de inscribirla en este breve espacio.
Y luego las flores: de xpuxak, zempasúchil, moradas, amarillas, rojas y blancas, cortadas o recolectadas de los jardines familiares de los docentes y escolares, dando un aire de mística alegría a los altares, los cuales fueron visitados por los tres jueces invitados para dar un veredicto que no fue fácil emitir, pues entre el primer y el último lugar apenas hubo una diferencia de 12 puntos en una escala de cero a cien. Hubo incluso que discutir cómo deshacer un empate en segundo lugar, lo que demuestra que las Maestras a cargo de cada grupo tienen bien claros los conceptos sobre nuestro Día de Muertos.
El altar ganador fue el del grupo de segundo año Grupo B, a cargo de la Maestra Liliana Alazañez Espinoza; el segundo lugar para el 3er año grupo B, a cargo de la Maestra Zaydi Candelaria May Iuit; y el tercero para el altar del 3er año Grupo A, cuya coordinadora fue la Maestra Yolanda Rodríguez Martínez.
Para los seis grupos participantes hubo premio, dado lo reñido de la competencia, y como acordaron previamente, los recursos que aportaron para tal fin (premios), los señores Ángel Dzib y Agapito Magaña Sánchez, se destinaron a mejoras del plantel.
Como Jurado Calificador participaron la Sra. Araceli Perera Be, el Sr. Ángel Dzib Aguilar, así como el suscrito.
El Cobach Isla Mujeres
El otro caso digno de recordar fue el del Colegio de Bachilleres de la localidad, donde también existe una excelente comunicación entre docentes y alumnado para emprender tareas extraordinarias como la que nos ocupa.
El Cobach Isla Mujeres, superó las metas de otros años al levantar hasta nueve altares de muertos. Esto es algo que se dice fácil, pero que implica mucha organización, así como labor de convencimiento entre los matriculados, ya que se encuentran en una edad que hace difícil el manejo de grupos para el trabajo. Va por ello una sincera felicitación a Elizabeth Ríos Fernández, Directora, y al Coordinador, Ing. Humberto Moguel, quienes tienen ya como un dogma de fe el involucrar a sus alumnos en tareas de conocimiento de su comunidad. Este trabajo extra-aulas, es algo que se debe valorar desde la perspectiva de que los alumnos se hallan en una etapa de sus vidas en la que comienzan a hacerse adultos. Formarlos y proyectarlos con valores culturales propios no tiene precio. Los frutos los recogeremos en el mañana inmediato.
Convocados a erigir altares relacionados con el Hanal Pixán, ya con la práctica de muchos años de hacerlo, desde una semana antes la estudiosa juventud del Cobach se dedicó a buscar los elementos necesarios, y a petición de los mismos participantes, pudo en esta ocasión prohibirse la lectura de textos sobre el tema a la hora de presentar los trabajos. Esto, con la finalidad de que explicaran de manera oral el origen y la evolución de la tradición, lo cual resultó una agradable e ilustrativa narrativa sobre las costumbres de nuestros ancestros. Fui sincero al expresarles que era lo mejor que se había elaborado respecto al Día de Muertos aquí…y tal vez en el resto del Estado.
En cuanto a los ganadores, definirlos no fue labor sencilla, puesto que ya se tiene un conocimiento pleno de la tradición, y los alumnos se esmeran en superar el trabajo del año anterior. El Jurado conformado por la Profa. Noemí Martínez Miranda, el Prof. Gustavo Velásquez Garrido, y quien escribe, revisaron por más de una hora los altares hasta seleccionar los tres mejores, los cuales fueron los siguientes:
Primer Lugar: Primer Semestre Grupo B, encabezado por los jóvenes José Adrián Kemé May y Samuel Barranco Zúñiga.
Segundo Lugar: Primer Semestre Grupo D, con Mariana Huerta Mellón y Reyes Daniel Hernández Borges como responsables del grupo de trabajo.
Tercer Lugar: Tercer Semestre Grupo A, coordinado por María José Garrido Nauta.
En el caso del ganador, todos coincidimos en que la brillante exposición que sobre el tema realizó el alumno Kemé May, fue lo que le dio ventaja sobre los demás. Enhorabuena.
Conclusión
Ha sido este otro año en que derrotamos al “jalouín” en aras de conservar nuestra identidad cultural. Ciertos o falsos los orígenes diabólicos que sus detractores le adjudican, los días de muertos al estilo gringo nada tienen que ver con nuestras creencias, tan revestidas en sus orígenes de religiosidad católica, a partir de la cual se fueron convirtiendo en un motivo de regocijo familiar, de integridad social y cultural.
Reflexionemos en que una tradición que perdura por más de 400 años, deja de tener -en la forma- connotaciones exclusivamente religiosas, para convertirse en una costumbre popular, en una tradición que heredamos de quienes nos antecedieron.
Hagamos reflexión también en el sentido de que quien niega su
s raíces culturales reniega de sus padres, de sus abuelos, y eso…es desca
starse. Seamos originales…no una mala imitación de otros.
Por muy atractivas y sensacionales que nos parezcan otras culturas, recordemos que la nuestra es muy vasta y rica en manifestaciones. Conservemos lo que nos pertenece y difundámoslo orgullosos de nuestro pasado.
Fidel Villanueva Madrid
Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.
Noviembre de 2009.-