Cancún, Q. Roo.- A sus primeros 50 años, la historia de Cancún registra golpes que la naturaleza ha provocado que la Zona Hotelera, corazón del turismo y fuente de trabajo de miles de mexicanos y extranjeros, permanezca cerrada por la devastación de playas y estructuras, pero jamás, el Boulevard Kukulcán se había visto sin vehículos, sin los cientos de autobuses de transporte público haciendo carreritas y sin gente caminando en las banquetas, pero hoy, debido al Covid-19, luce un rostro históricamente majestuoso.
Quienes tienen la oportunidad para circular por ella, ya que sólo se les permite el paso a empleados que todavía laboran en la Zona Hotelera, se han percatado de la belleza de la Kukulcán, de los camellones limpios, palmeras y demás vegetación que se mueve por el viento en todo su esplendor, así como de los grandes hoteles que en su gran mayoría parecen torres de cemento, pero que hoy se puede escuchar hasta el romper de las olas.
A 10 días de los 50 años de Cancún, el Covid-19 le está dando la oportunidad a Cancún de renacer y de estar de nuevo, al menos en un mes, de pie.
Sin embargo, las autoridades de los tres niveles, los cancunenses y visitantes, tendrán un nuevo objetivo, más allá de recibir a los visitantes: deberán cuidar este paraíso para no sobreexplotarlo y preservar su belleza otros 50 años, mínimo.