El ruso necesitó cuatro episodios para que McGregor se rindiera tras una llave mortal. Lo que sucedió después sólo se ve en las películas de acción: Khabib y su equipo armaron una trifulca en todo el recinto.
Ni los fanáticos más optimistas imaginaron lo que sucedería dentro y fuera del octágono en la velada UFC 229. Khabib Nurmagomedov hizo lo que quiso con Conor McGregor, quien también tuvo sus episodios en el centro de la jaula, pero que terminó rindiéndose ante el todopoderoso monarca mundial ligero.
A Nurmagomedov le tomó cuatro episodios para ejecutar su plan de pelea. Desde el primer round, el ruso dejó muy en claro que buscaría el derribo y tomar ventaja de su excelente pelea en el piso que le ha garantizado el invicto durante toda su carrera.
Pero el ruso también supo contrarrestar la velocidad y el contragolpeo de McGregor, quien se vio sorprendido en la segunda ronda con un demoledor volado de derecha del campeón. Si el irlandés no quedó «fumigado» fue gracias a su gran preparación física que le permitió seguir peleando.
Para el cuarto round, el primero de campeonato, Nurmagomedov aumentó la presión de pie y sobre la lona, hasta que la gran capacidad técnica del ruso le ayudó a aplicar una llave por detrás que dejó sin aire a McGregor. Segundos después, el irlandés se rindió, tal y como Khabib lo predijo en la primera conferencia de prensa.