No fue la llamada “autodefensa”, fueron habitantes de la Supermanzana 60, quienes cansados de los atracos de un joven, hicieron justicia por su propia mano y protegieron a quien tuvo el valor de acabar con la vida del delincuente.
A las 20:18 horas, paramédicos arribaron a la SM 60, donde hallaron acostado en la banqueta de la calle 83, entre la 4 y 10, el cuerpo de un sujeto, pero ya era tarde. El hombre de 22 años de edad ya había expirado.
La muchedumbre estaba reunida en el lugar cuando llegaron los policías, iniciando el interrogatorio para saber lo que había pasado y arrestar al asesino, pero para su sorpresa, en esta ocasión el homicida era protegido por el silencio de los habitantes.
“El que a hierro mata a hierro muere”, dijo uno de los mirones a éste que escribe. “Se lo merecía. Por aquí se le conocía como ‘El Güero’. Es un ratilla”, comentó con una maliciosa mueca en los labios.
Según vecinos, esta noche dormirán tranquilos sabiendo que Santiago, de quien no conocen su apellido, ya estaba pagando sus pecados en el más allá. Otros, con cierto miedo a las autoridades dijeron en voz baja que “El Güero” los había pasado por la báscula, que no pasaba de las 22 primaveras, pero con una larga carrera delictiva, donde entró y salió de la cárcel como “Juan por su casa”, debido al miedo que le tenían sus víctimas.
Sin embargo, hoy, un valiente, al parecer un pescador que caminaba con sus instrumentos de trabajo, entre ellos un filoso cuchillo, no se quedó quieto cuando Santiago le pidió se mochara, recetándole una cuchillada en el centro del pecho.
“El justiciero anónimo” se retiró tranquilo, dejando al ladrón sentado en la banqueta, hasta que la sangre dejó de llegarle al cerebro y se desplomó, muriendo en el lugar.