Cancún, Q. Roo.- Eran las 00:05 horas de este sábado 1 de diciembre, cuando se escucharon cuatro disparos, después otros tres. La puerta de un vehículo se cerró y el Jetta con los tres sicarios escapó, dejando a su víctima gravemente herida entre los matorrales de la jardinera, en los bajos de los edificios del conjunto habitacional Primavera, en la Región 93.
Pasaban los primeros 4 minutos del primer día del último mes del 2018, a ocho de un gran festejo en la zona, cuando de un vehículo Volkswagen tipo Jetta de recién modelo (2017) calor arena, sin placas de circulación, ingresó a la calle Primavera, entrando por la primera entrada de la 94, atrás de lo que fue la marisquería El Tilón Jarocho.
El Jetta con tres jóvenes circuló lentamente entre los pocos vehículos estacionados en ambos lados de la estrecha calle llena de baches, pero al dar la vuelta para salir por el Oxxo, a una esquina de la avenida Francisco I. Madero, ahí donde “El Chiquis” vende tacos, tortas y pizzas, vio caminar a su víctima.
El joven de 18 años de edad, identificado como Jonatan “N”, hijo de un taxista que vive en los edificios que dan al estacionamiento pegado al Oxxo, caminaba rumbo a su departamento, cuando escuchó los primeros cuatro balazos e intentó correr por el “jardín”, pero al dar tres pasos cayó por una herida sobre las plantas de ornato.
Uno de los tres sicarios que no lucia más de 20 años, el que viajaba en la parte trasera del Jetta bajó con el arma todavía humeante, corrió hasta donde estaba Jonatan y le disparó casi a quemarropa otras tres ocasiones.
Ya consumada su fechoría y ante el temor de que el estruendo de los balazos alertara a los pocos vecinos que seguían despiertos y los vieran, el matón corrió al Jetta, cerró la puerta trasera para escapar. El conductor salió por la calle Primavera, la diagonal que da a espaldas del Oxxo, dio vuelta a la izquierda para circular lentamente por la calle 103 con rumbo a la Portillo.
El sicario de atrás vio al único testigo que salió del estacionamiento, pero el conductor aceleró para perderse en la José López Portillo, con rumbo a la Región 94.
En tanto, los vecinos temerosos se mantuvieron en sus departamentos, hasta que el testigo corrió por el estacionamiento de terracería con charcos de agua. En esos escuchó los lamentos del joven que pedía ayuda.
Se le acercó y le pidió a Jonatan que se tranquilizara. El baleado sangraba del lado izquierdo del pecho y de la cintura. Al girarse Jonatan para tratar de incorporase jalándose de los matorrales de la jardinera, sangró de la espalda, a la altura de los riñones.
El testigo corrió cinco pasos hasta la banqueta bajo el árbol de Almendre y el gritó al vecino de una casas de enfrente que llamara a la ambulancia. El reporte llegó al 911 a las 00:13 horas. Después del largo interrogatorio de la operadora, por fin la llamada se colgó solicitando paramédicos.
A las 00:15 horas una patrulla de la Policia Estatal con las torretas encendidas de Código Rojo estaba perdida dando vueltas entre las calles de la Región 94, frente a donde estaba el joven debatiéndose entre la vida y la muerte.
Al llegar, los policías intentaron alejar a los vecinos, pero observaron que varios ayudaban al joven; uno tapaba la herida, otro abanicaba con una playera y el tercero lo animaba: ¡No te duermas Jonatan!
La escena era dantesca. Mujeres lloraban al reconocer al joven, hijo de un taxista vecino.
A las 00:25 horas llegó la ambulancia con los paramédicos. Después de valorar que Jonatan se aferraba a la vida, lo subieron a la camilla para trasladarlo a la clínica del IMSS de la 510.
El estado de salud de Jonatan se reporta como delicado. La tranquilidad de la primera noche de diciembre se había irrumpido por los balazos y el grito agonizante de un joven.
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