Volaba sobre el pavimento mojado en su intrépido vocho, cuando los ojos desorbitados notaron que metros adelante un camión de Autocar circulaba a vuelta de rueda, y aunque el conductor del sedán metió hasta la uñas para frenar, ya no pudo.
El reloj marcada pasadita de las 20:00 horas, cuando la circulación se desquicia en la Avenida Robes, a la altura de la Supermanzana 325, por Jardines del Sur, pero no faltó el conductor que le urgía llegar a su casa sin tomar en cuenta las condiciones del pavimento y pisó el freno, pero ya era demasiado tarde.
Después del chillido de llantas que se escuchó varias cuadras a la redonda, el principiante de conductor de Formula Uno, terminó bajo la parte trasera del camión, casi con la placa tatuada en la frente, pero que por fortuna no le costó la vida, sólo raspones y el bolsillo vacío.