Las salinas, son cuencas o lagunas donde se han acumulado durante miles de años cantidades importantes de sal (Cloruro de sodio, Na-Cl), proveniente del mar. Estos yacimientos son explotables durante la época de sequía de cada año con labores a cielo abierto, y su supervivencia está en relación directa con su conexión al mar, a través de vasos comunicantes que permiten la entrada de nuevas cantidades de sal mediante crecientes. Las aguas marinas que penetran las cuencas, al ser evaporadas por el calor del sol, depositan mayores cantidades del mineral, completándose así un ciclo que, en el caso de Isla Mujeres, se interrumpió al cegarse los precitados vasos comunicantes.
La sal de Isla Mujeres en la Época Antigua
Que a la sal debe Isla Mujeres su nombre es una verdad irrefutable. El adorar aquí en los tiempos prehispánicos a una Diosa de la Abundancia no obedecía a más razón que la de obtener buena pesca y mejores cosechas de sal, tan necesaria para la alimentación, para la medicina, y para el comercio de los antiguos mayas de la Provincia de Ekab. No olvidemos que por las ofrendas de ídolos que con formas de mujeres encontraron los españoles en 1517 bautizaron a la isla con el nombre que le conocemos.
Auge y Decadencia de las Salinas
Al fundarse Dolores, Isla Mujeres en 1850, los primeros pobladores mestizos encontraron en la sal una razón de peso para permanecer aquí. Un notable personaje de esa época, Fermín Mundaca, aprovechó la abundancia del mineral para curtir pieles, no sólo de su ganado vacuno y lanar, sino también de los animales que cazaba, tales como venados, tigres y lagartos.
A finales de ese siglo XIX, Manuel Sierra Méndez, “colonizador de Isla Mujeres y Cozumel”, hacía buen negocio comerciando la sal, al amparo de un contrato de deslinde que el gobierno federal le había extendido. Con la creación del territorio de Quintana Roo en 1902, en más de una ocasión los isleños trataron de organizarse para aprovechar el insumo. La última de ellas fue en 1940, cuando más de 30 jefes de familia constituyeron la cooperativa “Salineros del Caribe, S. C. L.”, que no encontró mercado para el producto porque debió enfrentar al poderoso monopolio regional que de la sal había establecido la familia Roche de Yucatán.
Con la llegada de la carretera de Valladolid a Puerto Juárez en 1953 los días de vida útil de las salinas estaban contados. Esta vía de comunicación rompió con la monotonía y el aletargamiento de la apacible vida de los isleños. Primero arribaron algunos curiosos a ver el mar. Eran turistas aventureros de distintos puntos de la península. Luego los promotores soñaron y gestaron Cancún, cuyas demasías de inmigrantes se desbordaron a Isla Mujeres. Para 1975, en que se había triplicado la población isleña, hubo que rellenar áreas de las salinas Chica y Aeropuerto para dar cabida a los nuevos colonizadores, y a los propios nativos que fueron desplazados de sus hogares en el centro histórico del poblado, donde hacía falta espacio para los hoteles, comercios y restaurantes que exigía el nuevo motor de la economía regional: el Turismo de masas.
Entonces, la carretera al Garrafón se construyó cortando de tajo dichos pasos de agua, y embalsando o atrapando ésta en lagunas aisladas, donde la flora y fauna acuática perecieron en pocos meses, para dar paso a otras formas de vida, cuyas necesidades de oxígeno disuelto en agua son menores.
Un proyecto inconcluso…
Las consecuencias a la vista están, y hoy, el gran reto es retomar el proyecto de saneamiento de esos cuerpos de agua hasta reconectarlos a la Bahía de Mujeres.
Y es que a partir de 1993, luego de experimentar con varias alternativas de solución que entre 1989 y 1992 se habían planteado, los gobiernos municipales de Jorge Cárdenas Bazán, y de quien esto escribe, con el apoyo estatal y federal lograron sanear la llamada Salina Grande, la cual no ha vuelto a despedir malos olores, aunque es cuestión de tiempo que esto ocurra de nuevo.
Entre las acciones ejecutadas destacaron las siguientes:
1.-Eliminación del basurero a cielo abierto, el cual existió por más de cien años. El espacio es ahora una zona habitacional. La mayor contaminación para las salinas provenía de ese tiradero de desechos urbanos.
2.- Dragado de la Salina Grande, utilizando el material resultante para rellenar cuerpos de agua menores, como la extinta “Salina Conasupo”; un espacio que hoy alberga campos deportivos y oficinas de gobierno.
3.- Construcción de un Malecón a la Salina Grande (recursos de API), incluyendo la iluminación. Esta fue la última etapa de la obra que se realizó abandonándose la más importante que es la reconexión al mar… como estuvo por siglos.
De concluirse el proyecto, podrían esas salinas ser incorporadas al desarrollo urbano y turístico de la ínsula. Entre las ventajas principales estarían las siguientes:
a).- Se terminarían las inundaciones.
b).- Los cuerpos lagunares se convertirían en un inmejorable puerto de abrigo para las embarcaciones de los isleños.
c).- Los cuerpos de agua podrían utilizarse para canotaje, paseos en lancha, acuacultura, y muchas más posibilidades, que redundarían en ingresos para quienes viven en las colonias populares de la isla, ya que muchos podrían dedicarse al comercio de alimentos, artesanías, etc.,
La falta de continuidad hace que cada tres años se archiven proyectos que no fue fácil encaminar. El Saneamiento de las Salinas de Isla Mujeres es uno de ellos.
Fidel Villanueva Madrid.
Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.
Mayo de 2009