Nunca en la historia de los hallazgos arqueológicos del mamut en México, se había hecho un hallazgo tan grande como el descubierto en la base aérea de Santa Lucía, donde se han recuperado restos óseos de entre 60 y 70 mamuts; así como 15 enterramientos humanos con sus ofrendas “modestas” y decenas de piezas de cerámica. “En esa cantidad, es la primera vez que ocurre”, asegura el doctor Pedro Francisco Sánchez Nava.
El coordinador nacional de Antropología del Instituto Nacional de Antropología (INAH), dice que el hallazgo muestra que en esta área situada en el norponiente de la Cuenca de México —en el municipio de Zumpango—, era quizás una entrada a la Cuenca de México.
“En razón de los cinco lagos que la conformaban: Xaltocan y Zumpango al norte, Texcoco al centro, y al sur Chalco y Xochimilco, estos dos últimos de agua dulce, los tres primeros de agua salada, esta zona era un reservorio, una especie de nicho ecológico que permitieron que grandes grupos de mamuts llegaran a estos espacios. Yo haciendo un poquito la broma, era como llegar a un bufete”.
El importante hallazgo que comenzó en abril de 2019 —con el descubrimiento de los primeros restos óseos— y que se intensificó en octubre y continúa hasta la actualidad, es un hito de la arqueología en México.
“Es un hallazgo muy relevante; es muy complicado hacer comparaciones pero lo es definitivamente por el número de individuos que se encontró. Tenemos que ir uniendo todas estas partes del rompecabezas, pero por la región quiere decir que era un corredor de acceso, un paso natural de esta fauna”, afirma el doctor Sánchez Nava.
El arqueólogo asegura que aunque no hay datos de que haya habido una relación entre el hombre y los mamuts, los estudios y análisis que realicen en los próximos años, podrían dar nueva información.
Quizás hace 15 mil años los hombres se dieron cuenta de este paso, y se organizaron como sociedad para poder cazarlo, no lo dudamos; quizás en algún momento, ya haciendo los estudios en gabinete y procesando toda la información, encontremos restos de alguna herramienta, huellas en los propios huesos de los mamuts que permitan inferir que fueron también aprovechados en su momento por habitantes y por los humanos de aquellos tiempos”, afirma el investigador del INAH.
El proyecto a cargo del doctor Rubén Manzanilla, en el que laboran más de 250 personas, entre ellos 31 arqueólogos y tres restauradores, espera tener nuevos hallazgos pues la obra del aeropuerto no va ni en el 20%.
Relación con el hombre
Sánchez Nava dice que aunque no se han encontrado hasta ahorita elementos que permitan asociar este gran número de restos óseos de mamut con interacción humana, no lo descartan, pues esa relación sí ocurrió en Tultepec, que es un lugar muy cercano, donde se encontraron las famosas trampas. Allí los mamuts se encontraron en una disposición totalmente diferente a la que se observan ahora en Santa Lucía.
Hasta ahora, los entierros prehispánicos los han hallado en otros espacios, más hacia las orillas, en amontonamiento, en pequeñas elevaciones en donde se cree que habitaban esas personas; “es importante que son 15 individuos los encontrados y eso hace pensar una zona de enterramiento, casi todos están en la misma posición acomodados, y todos con sus ofrendas, modestas, pero un entierro en tiempos rituales, un acomodo de los cuerpos”, señala Sánchez Nava.
Y agrega que estos entierros son mucho más recientes, obedecen a épocas posteriores, seguramente son ya de épocas cercanas a los teotihuacano, pero, dice, que hablan de la presencia de algunas comunidades, de algunas aldeas de cazadores y de pescadores, que ya no interactuaron con los mamuts, como sí interactuaron los de Tultepec.
En cuanto a la cerámica hallada, también es muy abundante, “encontramos cerámica desde la época del formativo, estamos hablando de unos 1,200 años antes de Cristo, o sea más de 3 mil años de antigüedad, hasta la época mexica, ya en el siglo XVI”, afirma el arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava.